miércoles, 24 de agosto de 2016

IMPLANTAR UN SISTEMA DE GESTIÓN DE LA SEGURIDAD


IMPLANTAR UN SISTEMA DE GESTIÓN DE LA SEGURIDAD

Un sistema de gestión de la seguridad constituye una estrategia clave en la instalación de una Cultura de Seguridad, en la medida en que engloba las acciones que deben realizarse para la prevención y control de riesgos.

En la actualidad se sabe que los accidentes de trabajo y las enfermedades profesionales son el producto de una falla de los sistemas de prevención o bien de la inexistencia de los mismos, no obstante, existen técnicas y procedimientos que permiten eliminar o limitar a su mínima expresión los riesgos del trabajo, para conseguir ambientes de trabajo sanos y seguros.

Existen diferentes modelos de sistemas de gestión de riesgos, cada uno con sus particularidades. La gran mayoría convergen en los principales requisitos establecidos en la norma OHSAS 18001, basados en el ciclo de la mejora continua de Deming, el cual se resume a continuación:

· Política:
Una política de seguridad y salud escrita, ayuda a promover un programa efectivo de Seguridad y Salud ocupacional. Este tipo de política debe reflejar las necesidades especiales del lugar de trabajo y debe ser revisada y actualizada regularmente. 

· Planificación:
Una vez fijada la política de la organización, el paso siguiente es generar un plan de acción preventivo. Para ello, se deberán seguir los pasos:
- Relevamiento de Información.
- Identificación y Priorización de Riesgos.
- Evaluación y Análisis de Riesgos.
- Medidas de Intervención.
- Plan de Acción. 

· Implementación y operación:

Con el objetivo de poner en marcha el modelo de gestión, resulta necesario que la Alta Dirección destine recursos, designe funciones, capacite y comunique las acciones del programa preventivo oportunamente, entre otras acciones. Asimismo, es importante reconocer que no puede ser implementado sin un grupo de personas que “participe activamente”, comprometiéndose con el programa.

Es primordial resaltar la importancia de la participación de los diferentes estamentos de la empresa: directivos, supervisores, colaboradores, todos trabajando en conjunto con la asesoría y acompañamiento de los profesionales de prevención de riesgos.

Cuando se propicia la participación de los trabajadores, se obtienen alternativas de soluciones prácticas, eficientes y acordes con los recursos de la organización. Adicionalmente, las medidas de intervención se aplican, porque son los mismos trabajadores quienes se vuelven garantes de ello.

· Verificación:
La verificación periódica de la efectividad obtenida a raíz de las medidas implementadas, debe ser considerada como una etapa fundamental del proceso. En efecto, una vez que haya transcurrido un tiempo prudencial, esta evaluación indicará si es necesario reconsiderar la medida, hacerle ajustes o dejarla tal como está. 

· Revisión por la dirección:
Ya dijimos que la dirección de la empresa debe generar una política y garantizar los recursos necesarios para la implementación exitosa del programa preventivo. Asimismo, demostrará su compromiso a través de la revisión sistemática del modelo de gestión, en pos de lograr la mejora continua del proceso.

Dentro de las acciones posibles de revisión, se encuentran la auditoría de resultados de acuerdo a los indicadores de gestión preestablecidos, la adecuación de la política en caso de ser necesario y la reunión con las partes interesadas para analizar el modelo, sus resultados y avanzar en la propuesta de mejoras, entre otros.

Este último eslabón del modelo, da lugar a una nueva vuelta del ciclo de la mejora continua de Deming: abriendo paso a una nueva planificación, que contemple la prevención y control de riesgos laborales.

Cabe recordar que la Rueda de la Mejora Continua de Deming, ciclo por el cual está pensada esta norma, reconoce que no todas las acciones pueden desarrollarse al mismo tiempo; sino que algunas deberán ser abordadas en otros ciclos.

Este concepto es fundamental para la prevención de accidentes dado que, si bien lo ideal sería eliminar todos los riesgos ni bien identificados, la realidad es que operativamente, esto es muy difícil de lograr y no todos los riesgos pueden ser abordados en el mismo momento. Por ello se deberán priorizar de acuerdo a su grado de peligrosidad, de manera tal que inicialmente, se aborden aquellos más perjudiciales.

Por otro lado, es necesario destacar que la OHSAS 18001 posee un alcance general de todas las gestiones que necesita un sistema de gestión en higiene y seguridad. Específicamente en alguno de sus apartados se incluyen los temas que se continuarán desarrollando en el presente manual pero que, dada su importancia, se ha decidido profundizar con diferentes enfoques de acuerdo a las experiencias relevadas en Iberoamérica.

Es importante destacar que la implementación de Sistemas de Gestión de la Seguridad y Salud en el Trabajo por parte de los empleadores, trae innumerables beneficios para la salud de los trabajadores. Los empleadores también se benefician al fijar un norte en la mejora continua y poder demostrar su compromiso con la Seguridad y Salud en el Trabajo.

Desde FISO bregamos por la protección del trabajador frente a los riesgos del trabajo y la promoción de ambientes de trabajo sanos y seguros. Para ello, la prevención de los riesgos derivados del trabajo es fundamental. Y la Prevención es tarea de todos.


Fuentes:

 CATTANEO, Mauricio “Potenciar”, Fisokit 2014, Fundación Iberoamericana de Seguridad y Salud Ocupacional  – FISO -.


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